Si hay algo de lo que podemos estar seguros, es de la maravilla natural que comprenden las sierras del curso alto de la cuenca del río Segura. Quien camina por estos lugares comprende pronto que el corazón de la sierra no es un punto concreto en el mapa —Huelga Utrera, Los Anchos, La Toba, Los Huecos de Bañares, Tus, Santiago de la Espada, Garrotegordo, La Camarica, Peñalcón, Plañel, Los Centenarejos o Góntar—. El verdadero corazón de la sierra es cada paso que uno da por los innumerables senderos que recorren estas montañas, admirando su belleza y descubriendo la historia que dejaron nuestros antepasados.
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Los Palancares. Yeste. Bruno caminando. |
En la anterior entrada compartía con vosotros cómo diseñaba una ruta por la Sierra de Segura: desde la elección del destino hasta la preparación del equipo, pasando por el trazado del track en Google Earth, la creación de un mapa personalizado del IGN y la consulta de la normativa de los espacios protegidos. Todo el proceso de planificación de una travesía de dos días entre Los Prados (Yeste) y Siles, atravesando el corazón de la sierra siguiendo la cuenca del río Tus.
Ahora toca lo mejor: contaros cómo fue recorrer ese camino. A esta travesia me ha acompañado Bruno mi hijo, al que le agradezco su compañia y su gran esfuerzo.
Arrancamos la PRIMERA etapa el día 26 de septiembre de 2025, desde el Prado Salvador, paraje que se situa antes de llegar a la aldea de los Prados desde Yeste, lugar donde comienza una de las rutas más famosas de la zona, la subida al Mentiras, en una tarde estupenda con poquito de calor en el ambiente.
Con nosotros llevábamos comida, algo para cobijarnos por la noche, algo de lectura, agua y las ganas de vivir una experiencia en esta época del año, cuando sabemos que los ciervos están muy activos con la berrea, a pesar de la ausencia de lluvias. Las condiciones meteorológicas nos eran favorables, así que nos pusimos en marcha, dejando la zona de Los Prados por la Peña de la Cabeza para pasar por Los Palancares, dando vistas a todo el Hueco de Tus, y subir por la Cañada del Negro hasta El Cuco, donde hicimos nuestra primera parada.
Vistas Hueco de Tus desde los Palancares |
La primera etapa estuvo marcada por ir hacia la noche. El objetivo era llegar hasta la zona de Los Voladores y pernoctar cerca del cortijo, unos 8 km de los 28,5 km propuestos para esta travesía.
Desde El Cuco de Pablo pusimos rumbo por la pista de Pradormira, con el bosque notando los rayos de sol más cálidos del atardecer. Por la Cañada del Avellano empezamos a escuchar a los primeros ciervos con su potente bramido; vimos a las hembras esconderse de nosotros mientras subíamos hacia el collado, donde empezamos a buscar una zona para pasar la noche.
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Cortijo de los Voladores |
Antes de bajar hasta el cortijo, los primeros visitantes del bosque nos dieron la bienvenida. Una piara de jabalíes, a nuestro paso, nos sorprendió lo bien alimentados que estaban; rapídamente treparon por la caliza huyendo, dejandonos vía libre. No pudimos hacerles fotos, pero no hay mejor foto, que recordar el momento.
—Sí, dormiremos aquí—
Nuestra primera etapa estaba cumplida, ahora tocaba cenar, descansar y sentir todo aquello que la noche ofrece en un paraje como este.
La noche se pasó como se pasan las noches en el campo: hay quien durmió más que uno, entre los ruidos y bramidos de los ciervos; alguno merodeó cerca de nosotros. No hizo frío y recuperamos las fuerzas necesarias para comenzar la ruta una vez que desayunamos.
Pusimos el track en marcha, nos despedimos del lugar y rumbo a Siles.
Sabíamos que la segunda etapa iba a ser dura, principalmente por la distancia. Algo a favor: el tiempo, muy bueno, y caminaríamos por pistas forestales principalmente, aunque seguro que alguna senda tendríamos que coger en nuestro recorrido.
A las 8:30 h nos pusimos en marcha. Bajamos por el cortijo de Navaltornillo (es una pena no conocer el nombre que los lugareños daban a los cortijos caídos que íbamos encontrando; utilizaré el nombre de los topónimos que salen en la cartografía) para cruzar el arroyo y coger la pista forestal. La zona es espectacular: un mar de pinos salgareños (Pinus nigra subsp. salzmannii) sobre impresionantes moles calizas que forman la cuenca del río Tus (Arroyo de la Camarica, Arroyo del Tejo...). Sin duda, el pinar es protagonista en estas sierras. El ganado, la escasa agricultura de subsistencia y la madera fueron el sustento de los habitantes en estos lugares, entre ellos mis antepasados.
Cortijo de Navaltornillo |
Dentro de los objetivos que nos marcamos en la planificación de la ruta, era la de estrablecer puntos de interés a visitar y también lugares donde las paradas serían más largas.
Uno de estos lugares es la Cascada del Saltador, que recibe aguas del cauce que da nombre al río Tus, aunque en esto hay distintas formas de verlo, mi opinión es que el río Tus es una confluencia de arroyos y surgencias, donde parece que arroyo del Tejo es en la parte alta el que más agua lleva y parece que nace a más distancia. Pero esto no es relevante, lo relevante está en el lugar, una de las zonas de reserva del parque natural de Cazorla, Segura y las Villas y declarada Reserva Natural Fluvial del Río Tus (ES070RNF143), reserva declarada por Acuerdo de Consejo de Ministros de 20 de noviembre de 2015. Una zona con un amplio valor natural y ecológico que merece su conservación y atención.
De camino al Saltador, volvimos a encontrar a los habitantes del bosque, oye que curiosa la escena, encontramos 2 jabalíes jóvenes que no se percataron de nuestra presencia, estaban comiendo incluso jugando entre ellos o más bien, riñendo por la comida, estaban comiendo aquello que encontraban, hierba, frutos, insectos. Permanecimos inmóviles grabándolos, muy cerca de ellos, estaban tan ensimismados con la comida que, su olfato sin viento a favor, no detecto nuestros olores humanos, apenas a 10 m. La madre parece que andaba bastante más arriba, como si se hubiese dado cancha a los jóvenes para que disfrutasen de los pastos.
Merece la pena disfrutar de esto, y más si vas bien acompañado. Se disfruta sin pensar en otras cosas, sin profundizar en la vida, simplemente siendo parte de ella.
Avanzábamos por las pistas; el sol empezaba a ser parte de la mañana, radiando sobre las laderas del Este. Tras varios pequeños descansos tocaba ya almorzar, y eso fue donde se juntan el arroyo del Tejo y el cauce que los mapas denominan como río Tus, el que alberga la cascada del Saltador, procedente del arroyo de Andrés y del arroyo de la Sierra del Agua. El almuerzo siempre es una de las mejores acciones de las salidas al campo, y más cuando se hace en lugares como este.
Una vez que almorzamos, antes de emprender la marcha, visitamos la cascada del Saltador. Apenas escurría agua por su antigua toba, y el charco estaba cerrado, sin conexión con el cauce, solo alimentado por las aguas subterráneas que se trasminan. La cascada es espectacular, y hay algo que nos sorprendió gratamente: un ejemplar de trucha estaba allí, esperando que llegásemos para decirnos que sí, que en las aguas cristalinas de estos arroyos vivimos como una especie de alta montaña. Todo un lujo lo que tenemos en estas sierras.
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Cascada del Saltador |
Del Iberpix Planimetrías (1870-1950) |
Empezábamos a estar cansados y sin cobertura, algo que parece esencial estos días y que nos hemos impuesto como humanos. Nuestra ruta ahora llegaba a un punto donde teníamos que dejar la pista forestal que entra desde Las Acebeas para coger un sendero hacia el Cortijo del Perdido según los mapas o del Lechuga, como le dicen algunos.
Una vez que iniciamos el sendero, cambiamos de cuenca hacia el Guadalquivir. Empezó a entrarnos cobertura, momento que decidimos aprovechar para descansar un rato, hacer llamadas a la familia y mirar las noticias. —Mis compañeros Bomberos Forestales estaban batallando en Guadalajara—, en la Sierra de Ayllón (Pico del Lobo), en un incendio que sobrepasó las expectativas iniciales. —Lo subestimaron.— Parece que consideran que la montaña es estática y que lo que pasó hace 20 años es igual ahora, pero no: ahora las cosas han cambiado. Por desgracia, el ambiente está más caliente y cuando sequía y condiciones se alinean, un incendio puede ser fatídico, y si no estás preparado, te superará con creces.
El descanso fue reconfortante, aunque quedaba lo peor por el cansancio. Empezamos a no pensar demasiado y nos pusimos en marcha.
Dejamos el sendero junto a lo que por la zona llaman el seminario, una infraestructura acondicionada al turismo rural que parecía abandonada. Parece que, según investigué, tiene algún asuntillo de compra-venta. Era la Residencia de Tiempo Libre. Yo flipaba, no por la obra en sí, sino por el abandono. Cosas que uno nunca entiende. Pero parecía que no hace mucho tiempo el uso era frecuente. Cosas que uno no entiende. El sendero dio paso al asfalto y el asfalto a una pista forestal que transcurría por el cortijo del Perdido, con su fuente y con unas vistas que eran de lo mejor.
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Cortijo del Perdido. Según los mapas |
Eran ya pasadas las una del mediodía. La recta final estaba más cerca; avistábamos Siles y todo lo que baja desde Las Acebeas. Impresiona el olivar mezclado con el monte. Aquí el aceite ha sido el fruto elegido, pero de monte y de bosque no andan cortos. Si algo me quedó de este último tramo es volver a venir a hacer alguna ruta más a Siles. Merece la pena explorar sus senderos.
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Con vistas a Siles |
El objetivo para este último tramo tuvimos que modificarlo. El cansancio hizo que tuviéramos que desistir de tomar un tramo que habíamos planificado pero no constatado su realidad.
Hacia el barranco donde toma el agua Siles sale un sendero que baja por el Arroyo de los Molinos, pero este se cierra en el arroyo y tan solo una cuerda sobre una obra hidráulica parece ser la que te conecta con el sendero. Aquello estaba todo cerrado, y no quisimos utilizar la cuerda porque no teníamos claro si lo que te comento con anterioridad era así, ni lo probamos. (Posteriormente constaté que sí, que por la cuerda se bajaba y te conectaba con el sendero). Aquello estaba muy, pero que muy cerrado.
Esta fue la anécdota del último tramo. Bueno, la anécdota y una putada, ya que nos hizo desviarnos unos kilómetros más hasta encontrar una vía de descenso desde la pista forestal que transcurre por debajo del Puntal, hasta coger el PR-A 117.
Bruno ya iba cansado y optamos por parar y comer junto al Arroyo de la Anchurica. Por el camino se nos cruzaron algunas ciervas y cabras, y el pinar era parte de todo.
El factor tiempo siempre juega en contra de todo; entonces lo mejor es que no nos domine, simplemente que forme parte.
Recuperadas las fuerzas y analizado el trayecto que nos quedaba, había que buscar después del collado un camino que baja hasta el PR. Caminamos por la pista forestal y apenas encontramos el acceso al camino; es más, nos pasamos unos metros, como indica el track que os aporto de la ruta, pero retrocedimos y accedimos a la senda. Estaba también medio perdida; por aquí no pasa prácticamente nadie. Era un sendero que baja al cortijo del Rioral y conecta con el PR que accede desde la Junta de los Arroyos, que es donde hubiésemos llegado si hubiésemos elegido descender por la cuerda. Un rodeo que te hace pensar un poco en toda la ruta. No pasa nada, andábamos por sitio seguro.
Todo el cansancio que nos deparó la modificación del último tramo se pasó pronto. Llegamos al área recreativa de la Junta de los Arroyos. Oye, qué chulada y qué bien conservado el espacio. Parece que al estar cerca ya del pueblo sea una zona de bastante afluencia y se obligan a cuidarla; eso está bien. Sus mesas, su cartelería y, sobre todo, la fuente: la fuente de la Almoteja, con su pared de Pinguicula vallisneriifolia, grasilla. Bebimos agua y nos paramos unos minutos en la sombra del lugar.
A pesar del camino, en lugares así uno recupera el aliento. Una zona antropizada, pero cuidada es digna de admirar; no siempre todo debe estar patas arriba. Debemos confiar también en que podemos hacer las cosas bien, podemos cuidar el entorno y aquello que nos ofrece, podemos respetar.
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Área recreativa Junta de los Arroyos. Siles |
Por nosotros en este lugar hubiésemos terminado.
Aunque tuvimos suerte, nos esperaban en el área recreativa de la Peña del Olivar, los últimos kilómetros hasta Siles los haríamos en vehículo. Antes una cabra se despidió de nosotros con su sonido característico.
Habiamos llegado, la pista que accede a la Junta de los Arroyos, se inicia desde la carretera que sube a las Acebeas, la JF-7012.
Una experiencia única, una satisfacción doble, venir desde Yeste a Siles y que me acompañe Bruno mi hijo.
Una experiencia de agradecerle.
Para finalizar esta entrada, quiero compartir con todos el trazado del track de la travesia. He utilizado paqra grabar la ruta IGN y he compartido el recorrido en SICAMI.
Este es el vídeo.
Comparte la Ruta
Para finalizar esta entrada, quiero compartir con todos el trazado del track de la travesía. He utilizado para grabar la ruta la app Mapas de España del IGN y he compartido el recorrido en SICAMI.
En próximas entradas hablaremos en profundidad de SICAMI, un gestor de rutas pensado para amantes del senderismo y la montaña. Por ahora, os dejo aquí los enlaces:
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